He de confesar que me da muchísima pereza ponerme a discutir con personas que dicen que las terapias alternativas son tonterías, estupideces y demás.
Me aburre explicar, a quién no quiere escuchar ni entender, la efectividad de toda esta metodología, las bases, sus descubridores y aportadores, siento que ya no estoy para perder mi tiempo en “convencer” a los demás.
He ido adquiriendo estos conocimientos poco a poco, la primera terapia que despertó en mi la curiosidad de investigar fue el Reiki, después la acupuntura, más tarde la meditación, la biodescodificación, la terapia metamórfica, el hipnoparto, el método NACES, la terapia Gestalt… todas estas palabras hace unos años a mí me sonaban tan, tan raras. Para que os hagáis una idea desde que yo escuche por primera vez la palabra Reiki (aclaro que fue en la consulta de un oncólogo con veintiocho años) al día que decidí probarlo, experimentar y meterme a ver lo que era, pasó más o menos un año.
Este proceso de aprendizaje me ha llevado más de diez años y todos los que aún me quedan.
No es porque yo “tenga fe”, o porque yo “crea”, o porque yo “suponga” que puede funcionar, ni nada parecido, es absoluto “conocimiento”, absolutas bases científicas.
Empezar a leer, a buscar, a practicar, a aprender más y más y más y más…no es algo que suceda de un día para otro. Porque al principio todo es teoría, memorizar, recordar. Pero llega el día en que vamos comprendiendo, y una vez que todo esto “se comprende”, siento decírtelo, ya no puedes pensar, sentir, o razonar diferente; es una metamorfosis que ya no tiene vuelta atrás.
Que algunas personas lo desvirtúan, lo malentienden, abusan o confunden … las hay y hay que tener cuidado, porque si bien, las bases son científicas, las metodologías terapéuticas, dependerán de quien las aplique.
Pero, en general, es maravilloso, poder descubrir que la filogenética, las emociones heredadas a través de los genes, la cuántica, la física, las frecuencias cerebrales, todo, absolutamente todo, nos conecta. Tanto a unos con otros, como a todos con el Universo.
Sé que vamos pasito a pasito, a veces siento que el cambio de mentalidad será lento, pero también creo, que llegará el día, en que absolutamente todos, conozcamos, manejemos y dominemos ésta “medicina”.
Y es que todo, absolutamente todo, se reduce al simple hecho de que “somos energía”. Y si tanto poder tiene nuestra energía, ¿qué no va a ser capaz de provocarme un impacto emocional?,¿cómo cuidar mis emociones no va a ayudarme a sanar?.
Depende de nosotros vivir conscientes, darnos cuenta de lo que nos hace daño y alejarnos, dejar de sufrirlo. CAMBIAR. DESPERTAR.
Esa es la transformación de pensamiento que ojalá tarde pocos años en ser lo “común”. El día que todos cambiemos nuestra manera de pensar, ese día cambiará la humanidad.
Y para que eso ocurra, tendremos que trabajar todos, ¿en qué? En nosotros mismos.
Leer, buscar, seguir investigando, comprendiendo, escuchando, practicando, aprendiendo, estudiando, formándote. Cambiar, crecer, evolucionar …
Cuando te surjan dudas sigue leyendo, aprendiendo, escuchando, practicando… porque no hay más. No hay nadie que haya aprendido todo de una sola persona, con un solo curso o con un solo texto.
Puede que el único obstáculo con el que podemos encontrarnos es con esas personas que dicen que todo esto es una tontería.
No tratéis ni perdáis el tiempo en “convencer” a nadie. Cada ser humano tiene sus tiempos y debemos aprender a respetarlos.
La magia de hoy será la ciencia de mañana, sólo hay que echar la vista atrás…
Con Amor,
Lidia Maeve.